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martes, 23 de agosto de 2011

“Femicide: Speaking the Unspeakable"


“Femicide”: Speaking the Unspeakable
(“Feminicidio”: Hablando lo Indescriptible)

Jane Caputi and Diana E. H. Russell

Parte II
 Esta segunda entrega del texto será seguido por una tercera y última parte. !Esperamos que les guste! Si requieren el servicio de traducción sólo escriban atccss@hotmail.com, no se olviden que hacemos descuentos especiales a estudiantes!!!

La policía, los medios de comunicación, la percepción pública de los crímenes en contra de las mujeres de color, mujeres en situación de pobreza, las lesbianas, prostitutas, drogadictas, es particularmente abismal (usualmente la apatía vinculada con estereotipos peyorativos). Además, el interés público está desproporcionalmente enfocado a casos relacionados a agresores no – blancos y a casos de víctimas blancas de clase media, tal como el escándalo en Boston de 1989 cuando Carol Stuart, una mujer blanca embarazada, fue asesinada y su esposo falsamente incriminó a un malhechor negro (ella en realidad había sido asesinada a manos de su opulento marido blanco).

         El feminicidio es el último escaño de un continuo proceso de terror que incluye las violaciones, las torturas, las mutilaciones sexuales, la esclavitud (particularmente la prostitución), el incesto y el abuso sexual de menores, la violencia tanto física como emocional, el acoso sexual, las mutilaciones genitales, las innecesarias operaciones ginecológicas, la vida heterosexual forzada,la maternidad forzada (criminalizando el aborto), la psicocirugía, el abuso de medicina experimental (por ejemplo algunos esfuerzos para crear nuevas tecnologías de reproducción), las cirugías cosméticas y otras formas de mutilación en nombre de la belleza. Cualquiera de estas formas de terrorismo que dé como resultado la muerte de la mujer, responde al término de feminicidio.  

         Estadísticas federales nos revelan el ámbito de la violencia en contra de la mujer. Informes elaborados por investigadores independientes muestran tasas de victimización femenina que deberíamos notar. Por ejemplo, en la muestra aleatoria del informe de Diana Russell de 930 mujeres de San Francisco: 44% afirmó ser victimizadas por violación o intento de violación, 38% señaló haber sido víctimas de abuso sexual infantil, 16% de incesto, 14% señalaron haber sido violadas por sus esposos, y el 21% reportaron haber sufrido de violencia marital.

         Al igual que la violación y el abuso sexual infantil, el feminicidio es mayormente perpetrado por un miembro masculino de la familia, amigos o conocidos. Irónicamente, el ideal del patriarcado (parejas heterosexuales) es el escenario más potencial de feminicidio. En los Estados Unidos entre 1976 y 1987, el 33% de las mujeres asesinadas fueron a manos de sus propios maridos.

         Los crímenes en contra de las mujeres han incrementado en décadas recientes. Algunos sostienen que este incremento se debe a que las mujeres denuncian más. Sin embargo, la investigación de Russell acerca de las violaciones, por ejemplo, establece un incremento durante los últimos 50 años. A pesar de que no es posible aún calcular el número de feminicidios ocurridos en cada año, virtualmente todos los expertos concuerdan que ha ocurrido un incremento substancial desde los primeros años de 1960. Los criminólogos, en la década de 1950, han reconocido la oleada de asesinos seriales. La mayoría de asesinos seriales son blancos y hombres y la mayoría de las víctimas son mujeres.

         Vemos este incremento de la violencia contra las mujeres como parte de las reacción masculina frente al feminismo. Esto no significa que es culpa del feminismo: la cultura patriarcal aterroriza a las mujeres sin distinción si ellas se defienden o no. Además, cuando la supremacía masculina es cuestionada, el terror es intensificado. Mientras que la mujer que daba un paso afuera de la línea en la temprana modernidad europea fueron torturadas y asesinadas como brujas, hoy en día esas mujeres son consideradas como “conchas” o “perras”, mereciendo lo que sea que les pase. “Por qué está mal deshacerse de tales malditas “conchas”?” Kenneth Bianchi, convicto “Hillside Strangler”, demandó saber. “Matar a las perras feministas” es un grafiti encontrado en el campus del oeste de Ontario después de las masacre de Montreal.

         Los oficiales del cumplimiento de las leyes han notado el crecimiento de la crueldad de los asesinatos. El oficial del departamento de justicia Robert Heck afirmó: “Tenemos ahora gente matando entre 20 y 30 personas a más, y algunos de ellos además de asesinar torturan a sus víctimas de una terrible manera, mutilándolas antes de asesinar”. Por ejemplo, la adolescente Shirley Ledford rogó por misericordia mientras Roy Norris ang Lawrence Bittaker de Lon Angeles la violaban y mutilaban con un par de alicates, la golpeaban con un martillo pesado e incrustaron en su oído una piqueta de hielo. Los hombres grabaron la tortura desde el comienzo al fin.

         En 1987, la policía encontró tres mujeres afrodescendientes semi-desnudas y desnutridas engrilletadas a tuberías de desagüe en el sótano de una cámara de tortura oculta, en la casa de Gary Heidnik, un hombre blanco de Filadelfia; 24 libras de miembros fueron acumulados en la refrigeradora y otras partes de cuerpo fueron encontrados en el horno y en el guiso.

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